jueves, 31 de marzo de 2016

CLEMENTE Y LAS CARTOGRAFIAS 1ª Parte.



A menudo hemos comentado de la afición de Simón de Roxas por las representaciones del relieve y del territorio.
No hay más que ver el catálogo de materiales gráficos en su Historia Natural del Reino de Granada y  las numerosas  referencias a los errores de la geografía de López. Podemos suponer que la idea de acometer la colosal nivelación desde la cumbre del Mulhacén hasta la playa de Castell del Ferro, nace de su voluntad de fundamentar de forma sólida e incontrovertible todo lo demás.

Cartografía general del Reino de Granada (López y Vargas Machuca, 1799).
O como acertadamente señala Horacio Capel en el prólogo de esta edición de Gil Albarracín:
Es posible  que a lo largo de su viaje el naturalista no sólo fuera tomando una mayor conciencia del territorio hasta llegar a una visión amplia del mismo, sino también que ello le llevará a adoptar para la preparación de su libro una metodología en la que el marco geográfico se convertirá en la base para la localización de las actividades humanas.
Y más adelante matiza:
. . . para él la geografía era sobre todo los mapas y la descripción del territorio . . .


Vista del perfil de la línea de cumbres y neveros permanentes en la fachada septentrional de Sª Nevada. Original de Clemente (1804-1809).

Se ha señalado que en el trazado de sus vistas o perfiles Simón de Roxas se ayudaba usando una cámara obscura, permitiéndole calcar la línea de las cumbres para reproducirlas fielmente o situar con exactitud los accidentes del relieve que le resultaran remarcables, así  como  alinear con el menor error posible puntos distantes. (Vease el relato de la nivelación de Mulhacén en su Viaje a Granada).
Desde luego su manejo para estos menesteres estaba previsto en los planes del viaje al interior de africa, como se refleja en la relación de instrumentos que solicita Domingo Badía donde concretamente se piden 6 de estas cámaras.

La cámara obscura tenía una larga tradición de uso en relación al paisaje. Hasta que a partir de su efecto óptico J. Nicéphore Niépce (1765 – 1833) desarrollo el proceso que culminaría con la primera fotografía.

Pero nuestro naturalista no se detenía en el relieve ni en sus representaciones, más alla su pensamiento innovador le lleva a formular las primeras consideraciones que relacionan meteorología, litología, hidrología y relieve con la distribución de los vegetales.


Pisos bioclimáticos propuestos por Boissier (1845). La zona glacial  específica de Sierra Nevada, ya fue detectada por Simón de Roxas, así como los patrones de gradación altitudinal de la vegetación. 

Sin embargo Clemente no trazó mapas, si exceptuamos el que esperamos ver de su pueblo en la nueva revisión biográfica de Martín Polo actualmente en prensa. En todo caso no lo hizo con la maestría de Cavanilles (1745-1804) , o de Vicente Tofiño (1732 – 1795)


Una de las magníficas cartografías de Cavanilles para sus Observaciones. . . (1797).

Clemente es más de la siguiente generación, su contribución a la cartografía es de otra naturaleza y no se manifiesta en su obra como en la de cartógrafos contemporáneos con los que tiene relaciones, como por ejemplo Bory de St.Vincent (1778 - 1846) o Isidoro Antillón (1778-1814) que si trazaban y editaban mapas.
Sin embargo de su primer retiro titagueño (1812- 14) lo sacara más que nada  el proyecto del Mapa Topográfico y Estadístico de Cádiz. Lo cual lleva implícito el reconocimiento como experto de uno de los cartógrafos más prestigiosos de su época: Felipe Bauzá, encargado del proyecto que requirió a Simón de Roxas implicandole en el mismo.
Lástima que el proyecto no saliera adelante, el vórtice de altas energías que envolvía ese territorio desde el luto sanluqueño de la Duquesa de Alba (1796-97), tras los manejos de Godoy y los años de guerra contra el invasor napoleonico, al regreso de Fernando VII y con la nueva corte que formó, aún iba de subida.  


Felipe  Bauzá (1764 - 1834) político, geógrafo, astrónomo y capitán de navío español a comienzos del siglo XIX, mantuvo de por vida correspondencia con el Barón Humboldt a quien Clemente admiraba.


No cabe duda que Simón de Roxas estaba muy bien relacionado y no sólo era competente en la representación gráfica del paisaje y territorio, sino en la recogida y construcción del andamiaje de datos  sobre el que se sustenta la cartografía.
Como investigador documentalista por su formación y erudición era un investigador de archivos y bibliotecas muy eficaz. ( No en balde era bibliotecario del Botánico madrileño). Pero además en el campo - mientras le aguantó el cuerpo - su incansable viaje continuo siempre con la atención puesta en observar y anotar todo lo que llamara su atención, lo convierte en un explorador_colector igualmente muy eficaz. Como la buena mesa, la cocina de los descubrimientos geográficos del XIX necesita ingredientes y productos del campo, lo más frescos posible.

El autor publicó datos escogidos de los trabajos cartográficos de Simón de Roxas en su periplo andaluz (1804-5).