lunes, 30 de mayo de 2016

CLEMENTE Y LAS CARTOGRAFÍAS 3ª Parte.



                      El escenario de los estudios de madurez de Clemente en Sª Nevada.  El propio autor elaboro con estos y otros materiales granadinos, una significativa  síntesis en  pequeñas obras que aún vio impresas y otras como en este caso permanecieron manuscritas y  se publicaron posteriormente.
 Los asfixiantes días madrileños que pasó Simón de Roxas en agosto de 1811 antes de lograr salir de la ciudad del hambre y la ruina en que la capital de España se había convertido, dan una medida de las condiciones en que era capaz de acometer sus trabajos.
Admirable la fuerza interior de estos singulares pioneros y lo que hoy conocemos como productividad científica, que probablemente ellos experimentaban con la pasión de los creadores artísticos. (hemos de remarcar que estamos en pleno arranque del romanticismo) y era capaz de abstraerlos de  las condiciones ambientales de su alrededor. 



El hambre de Madrid, del pintor alicantino José Aparicio Inglada  (1773 - 1838)
En la columna se lee: Constancia española años del hambre 1811 y 12 nada sin Fernando.
Si para Clemente las mediciones y recogida de datos en el campo se hicieron sin los aparatos ya muy avanzados de la época, que había tenido fugazmente tan a la mano en Londres, tampoco fueron mas favorables las que rodearon la revisión de sus notas y muestras de campo con que al fin compuso la Liquenología geográgica de Andalucia, se hizo en condiciones penosas - en plena guerra - con el hambre y miseria de Madrid tras 4 años de ocupación francesa, a pesar de no tener juntos todos los materiales colectados y del entorno mefítico del Jardín bajo la administración de Claudio Botelou en los días de José I Bonaparte. 
 

 Clemente lo compuso en 1811 y tuvo que esperar para ver la luz, pero hasta en las fechas de su publicación casi 50 años más tarde era actual y novedoso.
Antes de viajar a su singular comisión interina en la prefectura napoleónica de Málaga en compañía de  Zea, donde debió llegar los últimos días de ese mismo año, la redacción del manuscrito de los líquenes debió mantenerlo ocupado del todo - pues aborda  temas de calado - y lo dejó a punto de imprenta apenas en tres meses, aunque tardaría medio siglo en ver la luz.
Las breves consideraciones en esta obrita donde apunta su pionera interpretación fitoclimática  de la distribución de los líquenes, muestran su lucidez y madurez en la comprensión de los patrones que relacionan e integran el medio físico, la biodiversidad y los mecanismos por los que se rige la vida y su continuidad en el planeta. 

La propuesta al conjugar con estos humildes y elementales vegetales de las montañas granadinas, esta idea* holística avance de lo que hoy  conocemos como  patrones fitoclímaticos, que ya se insinuaba  en los días y en la obra de  Buffon, más adelante reformulada por Lamarck (1744 - 1829) en sus días y de otra forma por Humboldt - máxima autoridad en la materia - ya en tiempos de Clemente, abría una nueva puerta por la que entraba otra dimensión de la comprensión del mundo, marcando un derrotero a los ambientalistas del futuro: la ecología como hoy la conocemos, nació como idea de la armonía planetaria que desvela como en los patrones de la esfera de la vida  todo está relacionado, interacciona y evoluciona a niveles de mayor complejidad y estabilidad.

No cabe duda que Simón de Roxas disfrutaba su trabajo, a lo largo del texto podemos ver emerger claves de esto:
 

 A propósito de la facilidad con que podrían reproducirse los líquenes, 
hasta entonces desatendidos del cultivo en jardines para su observación y estudio.

El pulso del orden de la creación más que al doctorarse en Teología lo sintió Clemente tras una marejada en la tendida de algas de las playas de Cádiz a Almería o entre montañas y abismos, en las nieves madres de ríos en Sª Nevada o más tarde en los paisajes de las orillas ibéricas del Turia en su pueblo Titaguas, de mano de la botánica, en la geodesia en la mineralogía y en la meteorología que nunca dejo de cultivar.
Clemente  tenía formación autodidácta especialmente en estas materias pero tenía una buena base académica, él mismo nos anota en su autobiografía de forma muy expresiva:
Abiertos en 1800 y 1801 los cursos de botánica, mineralogía y química, me precipite en ellos con la fuerza que van los graves a su centro y contribuí  a la composición de un tratadito sobre las criptógamas españolas.

El animadísimo microcosmos vital y científico que encontró Simón de Roxas en la Valencia de finales del XVIII, fue la base fundamental desde donde edificaría su trayectoria vital y su laboriosodad científica. Especial  influencia ejercerá toda su vida su profesor favorito de entonces, el alicantino Antonio Galiana (1762 – 1840). Al tiempo de doctorarse Clemente en Valencia (marzo 1799) el Dr. Galiana obtiene por oposición la catedra perpetua de Matemáticas Puras, también se presenta a la oposición en 1803 a la de Física experimental y Química, de la que tomara posesión en 1807 hasta su muerte muy posterior a la de su querido alumno.

Pero como tantas otras ocasiones en esta comunicación autobiográfica omite detalles cruciales: fue en Valencia donde comenzó su interés por estos estudios, aunque en la ciudad del Túria no se aproxima aún a la botánica. 
Debemos entender que en la filosofía que anota comenzó en 1791 con el Dr. "Galiano" había mucho de filosofia de la naturaleza. Su antiguo profesor actualmente mejor conocido como Antonio Galiana le enseñó a dirigir su atención hacía los ultimos avances de sus ciencias favoritas así como a los personajes que los producían.
La filosófia en un  buen matemático, astrónomo y cosmógrafo en esa época daba para mucho. Basta ver la carta que le escribe su antiguo alumno desde Londres (agosto 1802) en la que da cuenta de su encuentro allí con Mendoza de los Rios y las expectativas de entrevistarse con el célebre Herschel para ver por donde iban los tiros y las complicidades.


José de Mendoza y Ríos (1761-1816) internacional astrónomo y matemático español, famoso por sus obras en el campo de la navegación y la astronomía náutica.

William Herschel (1738 - 1822). Músico, astrónomo padre de una geografia peculiar: los objetos del cielo profundo.

En su prólogo a estos materiales de la Hª natural del reino de Granada Clemente nombra a Bowles, Cavanilles y al abate Molina, como referencias de autores con obras anteriores en la línea  de  las cuales situar la suya. Es una forma de manifestar sus influencias. Pero ni en esta ni en la tentativa liquenológica nombra otras influencias, por ejemplo las debidas  al joven barón de Ferussac que debió causarle una gran impresión cuando lo conoció en Andalucía con Bory y de quien recibió en su corta relación, las claves de la enorme utilidad de un nuevo tratamiento de los datos de campo que aflora en esta liquenología geográfica: la estadística.



Juan Ignacio Molina, también conocido como abate Molina y en Italia como Giovanni Ignazio Molina (1740 - 1829), fue un sacerdote, naturalista, geógrafo y cronista. Nacido en Chile y exiliado en Italia, donde publico en italiano su Compendio della storia geografica, naturale e civile del regno del Cile (1776) de que Clemente manifiesta admiración e influencias.
De este abate probablemente también conoció  sus: Analogías menos observadas de los tres reinos de la Naturaleza (1815) y Sobre la propagación del género humano en las diversas partes de la tierra (1818). En la primera propuso —más de cuatro décadas antes que Darwin— una teoría de la evolución gradual. De acuerdo a su proposición, el Creador organizó la naturaleza no en tres reinos (animal, mineral, vegetal) totalmente distintos, sino como una cadena continua de organización, sin pasos o quiebres bruscos, en «tres especies de vida, esto es, la vida formativa, la vegetativa y la sensitiva; de modo que la primera, destinada a los minerales, participe en algún grado de la segunda, propia de los vegetales, y esta, de la tercera, asignada a los animales». Así por ejemplo, los minerales cristalinos anteceden las formas vegetales más simples. Y las organizaciones vegetales complejas dan paso a las animales. En la segunda obra mencionada, Molina propuso la tesis de que las diferencias físicas observables en la raza humana se deben a factores climáticos y geográficos. 

De las notas de estimaciones sobre las nivelaciones de Sª Nevada que repasó y actualizó a partir de 1820, podemos deducir que Simón de Roxas seguía interesado en perfeccionar la Hª natural de Granada con datos de  reciente publicación, así vemos cita a D´Aubuisson, lo nombra a propósito de sus estimaciones sobre la línea de nieves perpetuas en otro macizo que mira al mismo mar pero en otra latitud: los alpes meridionales.
Hemos de anotar que este autor gran mineralogista y competente en la "geofrafía" de la tierra profunda, ya expresaba sus mediciones en medidas actuales: metros.



Desconocemos las impresiones que pudieron producir en Simón de Roxas otras producciones de su época, por ejemplo si conoció la estrecha colaboración que  llevaron a cabo sus antiguos contertulios de las soirées andaluzas  los naturalistas franceses, asociados para editar su monumental Dictionnaire classique d’Histoire Naturelle que comenzaron a publicar en 1822.  (se concluyó su edición en 1831).

Hay una anotación de Simón de Roxas acerca de un vegetal que identifica en su viaje por el Marquesado de Moya (obrita compuesta probablemente en sus últimos viajes Titaguas- Madrid) que nos da para pensar en la coincidencia de dirigir la atención a esta llamativa especie, pues en esa obra nombrada Bory de Saint-Vincent  revisó y publico este taxón  con su actual denominación: Ecballium elaterium (L.) A.Rich. in Bory, Dict. Class. Hist. Nat., 6, 19, 1824.

 



Igualmente de ese último manuscrito que tuvimos el placer de trascribir, aparece una muestra de como Simón de Roxas amaba y conocía las más diversas cartografías. 
Tras ascender del rioTúria a las tierras altas del Marquesado, traza una línea que lo hace aparecer exactamente en  la fuente de los peces (barbos) de las proximidades de Boniches, como señala este mapa que Clemente debía conocer bien.


Mapa de la jurisdicción de Moya por Gregorio Rafael Merino 1787, que conocemos y reproducimos 
 gracias a la amabilidad de  Carlos Fernández Temprado.

Una última evidencia de las huellas de Clemente en la Geografía nos la desvelan las de los que siguieron su camino, el porvenir que aguardaba un espacio muy especial.

Posteriormente en el punto más alto de Mulhacén - lugar mágico - para Simón de Roxas cuya pionera medición en leguas Colmeiro transcribió a metros, se realizó  el deseado sueño de completar la medición de un arco de meridiano de 28º de amplitud, desde las islas Shetland hasta los confines del Sahara, tal y como había propuesto el general Carlos Ibáñez de Ibero, Marqués de Mulhacén, a la Asociación Geodésica Internacional en 1866.
Como los procesos de crecimiento biológicos a partir de las embrionarias  consideraciones del conocimiento geográfico
 de la época de Simón de Roxas, a los largo del XIX se irán desarrollando ideas y certezas que nos acercaran a comprender
 nuestra casa bajo el sol.
*Copiado de Wikipedia: Lamarckismo es el término usado para referirse a la teoría de la evolución formulada por Lamarck. En 1809 en su libro Filosofía zoológica propuso que las formas de vida no habían sido creadas ni permanecían inmutables, como se aceptaba en su tiempo, sino que habían evolucionado desde formas de vida más simples. Describió las condiciones que habrían propiciado la evolución de la vida y propuso el mecanismo por el que habría evolucionado. La teoría de Lamarck es la primera teoría de la evolución biológica, adelantándose en cincuenta años a la formulación de Darwin de la selección natural en su libro El origen de las especies.